sábado, 26 de abril de 2008

ALMAS QUE SE ENCUENTRAN

VINO, CANELA Y JAZZ


Hacía seis meses que había cometido el grave error de asomarse a sus ojos. Su destino, entonces un abismo traicionero, colocó aquella silla en su camino para que tropezara y derramara el vino de su copa sobre el abrigo, que estaba donde ella nunca debió dejarlo. Mientras intentaba limpiar la mancha con una servilleta de papel y azoradas disculpas, pudo percibir tras su sonrisa piadosa, su suave olor a canela, veneno que completó el hechizo bajo las intensas notas de “Yesterdays” interpretado por Miles Davis. Cuando salio del bar, solo, como siempre, el aroma de aquella mujer anulo los efluvios del vino. La vio doblar la esquina y una mano invisible le impulsó a seguirla, olfateando el gélido aire, como el viejo lobo que era. Resonaba en su cabeza “So What” de Davis. Ella le esperaba encendiendo un Camel, iluminada por la unica farola del callejón: ¿ Me estas siguiendo? le preguntó, si, contesto él. Gracias, no me gusta beber sola. ¿Me invitas a una copa? Por... lo del abrigo. A una copa y a bailar, contestó él. ¿Sabes bailar? Preguntó ella. No, respondió él, pero creo que por ti, aprendería a hacer cualquier cosa. Pasearon sus soledades por la ciudad, refugiados en la oscura noche invernal. Dos horas mas tarde y algunas copas mas, bailaban muy despacio a los pies de una cama de Hotel “How deep is the ocean”, las notas de la trompeta de Miles volando a su alrededor, mientras entre besos y caricias sus destinos se unían y su vestido caía suavemente a sus pies dibujando sus caderas, buscando la perdición deliberadamente, derritiendo la helada noche de Enero. El alba comenzó a acecharles cuando desvelaban sus secretos. al fondo, “All or Nothing at all” de John Coltrane. Por las cortinas descoloridas se filtraba la tenue luz de la ciudad desperezándose. Mientras, ellos tumbados, hablaban de sus vidas, de sus miedos, de cómo habían llegado hasta allí y de los caminos que les quedaban por recorrer. Ella se dedicaba a huir. Si, a huir de un marido que había consagrado su vida a hacer la suya imposible. Llevaba así dos interminables años, recorriendo el país de un lado para otro, trabajando en lo que podía, malviviendo en sucias pensiones y a veces ni eso, tratando de mantener en pie lo que le quedaba de dignidad. Si él la encontraba intentaba matarla, una vez mas, si no lo conseguía vuelta a la carretera y a empezar. Mientras él la escuchaba, recorriendo su rostro con la mirada, pudo advertir que también, muy en el fondo de su ser, comenzaba a amanecer. Al fin y al cabo él también quería parar de dar tumbos. Siempre ocupado en trabajos eventuales, de aquí para allá y algunos al borde mismo de transgredir la ley. Necesitaba al menos el éxito de poder compartir su vida con alguien. A su edad la soledad ya no le sentaba bien.
Cuando despertó volvía a estar solo, miro por la ventana encenderse los neones, difuminados por una leve niebla invernal. Sonaba “Feelin´Good” de Coltrane cuando leía la nota por segunda vez: “Dame tiempo y búscame en el sur, aquí hace demasiado frío”. Un mes mas tarde hizo la maleta y salió a su encuentro, cuando se abrazaron sonaba “I Want to Talk About You” de John Coltrane.




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